Muchas veces me pregunto cómo este tipo de historias solo ocurren en países lejanos o en malas películas de sobremesa. Cuando investigas el proceso que lleva a un niño de 16 años a hacer un importante descubrimiento científico te das cuenta lo mal que funciona la enseñanza e investigación en nuestro país. Marshall Zhang, un estudiante aventajado de secundaria, quería jugar a ser científico y pidió a su profesor tener acceso a las herramientas de investigación necesarias para poder sentirse mayor. Zhang vive en Canadá.
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Marshall Zhang con el primer premio de jóvenes ‘Biotalentos’ de este año. Fuente
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El joven estudiante, apadrinado por su mentora la Dr. Christine Bear, se presentó al Desafío Sanofi-Aventis para jóvenes talentos, con un trabajo sobre la interacción de dos compuestos contra la proteína defectuosa responsable de una de las peores enfermedades genéticas de este siglo; la fibrosis quística. El trabajo no solo ganó el primer premio sino que, de la mano de un equipo de investigadores profesionales, se está ampliando y desarrollando para completar el estudio y poder así empezar el arduo proceso de desarrollo del posible fármaco.
«He identificado ciertas estructuras químicas que son claves en los efectos de corrección de estas moléculas, así como también he identificado para el futuro dos dianas moleculares de la proteína responsable de esta enfermedad […] Soy realista sobre el futuro de mi descubrimiento, una vez probados en humanos los compuestos pueden ser tóxicos o ineficaces, pero aunque esto ocurra, mi investigación habrá sentado las bases para otros posibles descubrimientos.” Marshall Zhang. 16 años… 16 AÑOS!!!!
En el sistema educativo canadiense y norteamericano disponen de herramientas pedagógicas brutales, de fama mundial, para fomentar la competitividad y el desarrollo de los estudiantes de secundaria; como las becas deportivas o los concursos científicos interestatales. Además de los famosos y horterísimos bailes de graduación; los concursos científicos, de deletreo o de cualquier actividad académica ponen al alcance de los caza talentos los cerebros más jóvenes y potencialmente preparados del país. Todo en una encarnizada lucha de prestigios por llevarse a los mejores talentos a su universidad correspondiente. Competitividad al servicio de la educación que suele dar grandes frutos, basta con ver el origen de la mejor liga de baloncesto del mundo. Fue precisamente uno de estos concursos el que se convirtió en excusa para que Marshall Zhang tuviese acceso a la red de supercomputación canadiense SCINET para dejar volar su imaginación… ¿Os imagináis un niño español con acceso al Mare Nostrum catalán para hacer sus tareas del colegio?… pues eso es lo que pasó en la escuela de secundaria Bayview en Ontario, Canadá.
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Zhang delante de los paneles de su proyecto. Fuente
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Zhang pudo poner a prueba su investigación trabajando con el supercomputador de la SCINET del Hospital para niños enfermos de Toronto y así poder mirar, mediante procesos de cálculo virtual, lo que estos dos compuestos podían hacer a nivel molecular para corregir el defecto genético de la proteína Delta F508, responsable de la fibrosis quística. Dos compuestos filtrados tras decenas de pruebas con otros tantos modelos. Fuerza bruta tecnológica de la mano de un chaval con un talento en potencia… Una extraña combinación imposible de ver por estos lares.
El experimento funcionó y dio paso a la siguiente fase. Probar los resultados teóricos en células vivas. Zhang se quedó atónito al ver que su experimento volvió a triunfar a la primera con material biológico.
Siempre nos quedará la duda del grado de implicación del chaval y su mentor en tan importante descubrimiento, quizás llevado por un sistema especialista en fabricar pequeños héroes a cambio de dejarse fagocitar por el negocio o para hacer mejor propaganda de un descubrimento en el competitivo mundo de los ‘papers’ científicos. Ante la duda, el experimento y toda su documentación ha pasado a manos ya de ocho reputados científicos del Consejo Nacional de Investigación de Canadá para su desarrollo.
Marshall Zhang tiene cuenta en Twitter