Gran Hermano caníbal. La batalla del hambre.


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El 20 de septiembre de 1822 ocho presidiarios del penal Macquarie en la isla de Tasmania (Australia) se fugaron destino libertad. Acabaron en un paraje inhóspito y sin recursos con sólo un hacha, instinto asesino y hambre infinita. Se comieron los unos a otros hasta que sólo quedo uno, que consiguió atravesar el desierto y escapar. En Mayo de 2066 la productora Emdemol compró los derechos de la historia y organizó “Gran Hermano Caníbal”. La que sigue es una sátira, con lección de historia incluida, de la telemierda catódica que nos espera.

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Escenas de Canibalismo. Poblin Rey. Fuente

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El Plató

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1822. Tasmania (Tierra de Van Diemen), Australia. El penal del puerto de Macquarie (La puerta del Infierno) en el islote Sarah es uno de los más duros y terroríficos de la incipiente colonia británica. La isla continente se llenó, en sus orígenes, de presos y deportados por las autoridades para acelerar los asentamientos en la difícil región. La prisión, sólo accesible por agua, estaba rodeada de parajes inhóspitos e inexplorados. Las probabilidades de escapar de la isla de Sarah eran particularmente pobres.

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Ruinas de la penitenciaría de Macquarie. Isla de Sarah. Fuente

2066. En la adaptación, los productores de Gran Hermano Caníbal (GHC) pensaron irremediablemente en mimetizar equipos y producciones anteriores en la similar e histórica penitenciaría de la Isla de Alcatraz, pero si bien la escenografía carcelaria era perfecta, la localización de exteriores algo inhóspitos para la bacanal cárnica era imposible en la superpoblada bahía de San Francisco. Al final, el productor ejecutivo (de capital austral), en un homenaje al aislado pueblo australiano trasladó los escenarios y la carísima producción al Cañón de los Reyes (Kings Canyon) al norte de Australia, cerca de Alice Springs. Una grieta de 290 metros de profundidad, ideal para acotar espacios y teatralizar los episodios. La cárcel se recreó artificialmente con las piedras y amuletos enviadas desde todos los rincones del mundo por los hipnotizados fans.

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Kings Canyon en el Watarrka National Park. Australia. Fuente

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El Casting

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1822. Alexander Pearce (1790-1824), Tomas Bodenham, Alexander Dalton, John Mather, Matthew Travers, Brown Edward, Robert Greenhill y William Kennerly fueron los ocho presos que consiguieron escapar de Macquarie. De todos ellos, el irlandés Alexander Pearce, inmediatamente destacó por su liderazgo e iniciativa. En 1819, deportado a tasmania, ingresó en la cárcel de Sarah con una pena de 7 años por robar 6 pares de zapatos en un mercadillo de su irlanda natal. Intentó escapar un par de ocasiones sin éxito, multiplicando su condena y transformando poco a poco su mentalidad en agria y hostil a un medio que aborrecía.

Los ocho de Macquarie participaron en los trabajos forzados de la prisión procesando la madera para fines navales procedente de los escasos bosques cercanos. Esto les permitió sustraer una pequeña y vieja embarcación que utilizaron para su huida de la isla. Algunas provisiones robadas de la intendencia y una poderosa hacha de leñador fueron los únicos enseres de la expedición. El propósito del ignorante octeto era llegar a alguna pequeña isla desierta o incluso a la mismísima China para desperdigarse y desaparecer. La realidad, las corrientes y la mala calidad de la barca les llevó al naufragio y a tener que nadar a la orilla más próxima. Un terreno despoblado y sin recursos alimenticios que ellos conociesen y con la localidad poblada más próxima a unos 250 kilómetro tierra adentro.

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2066. 230 mil personas enviaron a escondidas las tapas de yogures de leche materna “MilkMamat” (patrocinadora principal de “La grande abbuffata”), devotas por morir en directo para después no poder contarlo, pero encantadas de poder salir en la producción televisiva más cara y sangrienta de la historia.

La selección de los concursantes duró escasamente 2 horas. Se computó por sexos la media aritmética de pesos (155kg los hombres y 122kg las mujeres) para no dar ventajas con el volumen cárnico a ningún participante y se sorteó aleatoriamente, entre cuatro razas distintas, a los que pesaran exactamente la media y tuvieran el juego completo de dedos y dientes. El resultado: 4 hombres y 4 mujeres (dos blancos, dos negros, dos orientales y dos caucásicos). El único requisito intelectual era tener un vocabulario de más de 50 palabras.

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Deshechos de la pruebas de casting. Fuente

La huida de la prisión fue dramatizada bajo guión en el piloto de la serie, pues no interesaba en absoluto a los patrocinadores y anunciantes. GHC comenzó oficialmente con la llegada de los ocho al Kings Canyon con lo puesto, un hacha y 16 raciones de rancho liofilizado y hermético del ejército Australiano.

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Nudos, desenlaces y Premios.

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1822. Ocho días duraron los víveres aprehendidos en la prisión a los ocho de Macquarie. La desesperación se apoderó del grupo, incapaz por ignorancia de sobrevivir en aquel paraje desolado y desprovisto del sustento mínimo necesario. Todo, menos el agua, estaba inalcanzable.

De la alegría de la libertad se pasó al hambre y la desesperación. Pronto surgió entre los presos el debate de la supervivencia y canibalismo. La disputa causó estragos y divisiones entre los que esperaban el golpe de suerte y los que veían en la carne humana la única posibilidad de supervivencia. Pero ¿quién sería el primero en caer?

En un grupo humano normal, y moralmente equilibrado esta cuestión se respondería con las leyes de la propia naturaleza; pero en un grupo de psicópatas, asesinos y ladrones congénitos las respuestas siempre toman el atajo violento.

El recelo era proporcional al hambre y todos se vigilaban transitivamente día y noche. El primer paso lo dio el más bruto del octeto; Robert Greenhill contaminó las conciencias del resto acusando de viejo soplón a Alexander Dalton. Como quiera que soplones y violadores eran los principales enemigos de convictos; el resto del grupo acusó formalmente e hizo luz de gas al pobre Dalton.

El golpe de gracia y físico lo asestó definitivamente con nocturnidad y alevosía el necio de Greenhill. Con el hacha como instrumento de guerra y de cocina cercenó miembros y acabó con la vida del ingenuo soplón.

Inmediatamente Greenhill y Travers sangraron el cuerpo y parrillaron al fuego el hígado y corazón que consumieron ante vómitos y miradas no cómplices del resto de compañeros. Brown Edward y William Kennerly (los más débiles) huyeron despavoridos entre el miedo a ser los siguientes y la repulsión producida por la antropofagia. Morirían en el camino. Ya sólo quedaban cinco

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Llanuras de Loddon. Tasmania. fuente

Las nuevas proteínas trajeron unos días de calma, que no muchos. Aunque no consiguieron rebajar vigilancias y temores. El siguiente en caer fue Tomas Bodenham. En un descuido, mientras atravesaban las llanuras de Loddón, el ya proclamado verdugo Greenhill le decapitó de un certero hachazo y con la complicidad del resto de caníbales congéneres. Sólo quedaban cuatro.

Las provisiones les permitieron encarar las montañas Tires con algo de garantías, aunque los días pasaban y no encontraban pueblo alguno. Para entonces la sociedad Greenhill-Travers-Pearce lucubraba como deshacerse de pobre John Mather ignorante de asociaciones ajenas. Esta vez Greenhill falló con el hacha dejando mal herido a John Mather. Acabó solicitando con vehemencia su rápida ejecución consciente de su invariable destino. Ya sólo eran tres.

Una serpiente tigre picó a Travers en las siguientes jornadas, La gangrena se apoderó de su pierna y le impidió andar. La amistad con Greenhill hizo que cargara a hombros durante unos días hasta que el terreno volvió a empinarse. Quedaban dos supervivientes.

El duelo final Greenhill-Pearce fue casi bíblico. La corpulencia y fuerza física del necio Greenhill contra la astucia y tenacidad de Alexander Pearce. Largas jornadas de caminatas en paralelo, sin darse la espalda, se alternaban con noches completas en vela, a la luz de la hoguera y del miedo. A la octava noche, el sueño de Greenhill se apoderó de su cuerpo y de la fatalidad de su destino. Pearce aprovecho el descuido y hundió el hacha en la cabeza de su compañero. Fue el más tranquilo de los banquetes caníbales pero no el último.

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Alexander Pearce ya en soledad. Extracto del Film . Fuente

A los pocos días un pastor ex-presidiario se cruzó en el camino de Pearce, ayudándole a recuperarse en su cabaña con alimentos de lo más convencionales. Ya redimido en cuerpo (que no en alma) se dedicó a sabotear granjas y ganado como recordatorio a sus antiguos quehaceres. En 1823, apenas dos meses después, volvía a la cárcel de Macquarie. En los primeros interrogatorios Pearce confesó sus escarceos caníbales y su aventuras por el pseudo-desierto. Todos le tomaron por loco y nadie le creyó.

Al poco tiempo volvió a escapar de la penitenciaria, rumbo al norte de la isla. Su compañero de correrías, Tomas Cox, fue también su última cena. Cuando le volvieron a detener la credibilidad de sus palabras fue corroborada por pequeños trozos de carne humana que guardaba en sus bolsillos.

Alexander Pearce fue condenado a muerte y ejecutado en la Horca el 19 de julio de 1824.

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2066. Los concursantes de “Gran Hermano Caníbal. Sólo puede quedar uno” se reunieron en la base del barranco de Kings Canyon en septiembre de 2066. Despidiéndose efusivamente de sus orgullosas familias penetraron en el cañón con el ligero equipo y el impoluto traje blanco sólo escamoteado por las marcas de los patrocinadores permitidos (no alcohol, no tabaco). Para los televidentes un número serigrafiado en su espalda era la única identificación (pactada por respeto a las familias) que les permitía reconocerlos.

Pronto numero 8 se hizo destacar. Era el portador de la réplica de hacha y el encargado de animar al grupo.

Los primeros días la audiencia no alcanzó el 12% del share. La ausencia de sangre y lo previsible de la supervivencia estuvieron a punto de cancelar el proyecto.

Al décimo tercer día, presos todos ya del hambre arrebatador, la mujer número 4 decidió comerse su propio pecho mientras se aplicaba un torniquete para detener la hemorragia. Sus atónitos compañeros observaban. Las acciones de “MilkMamat” subieron un 300% en sólo 4 horas. El share despegó mientras los hermanos Emdemol respiraban aliviados.

La conducta del grupo sorprendió al equipo de psiquiatras y psicólogos argentinos de la organización, desbaratando todas las predicciones y teorías del más común comportamiento antropológico.

Las mujeres se cercenaron todas los 7 pechos restantes sirviendo de alimento a los hombres durante varias jornadas en una especie de bacanal erótico-caníbal. Los hombres correspondieron mutilándose los glúteos y genitales. Pronto llegaron las infecciones.

En la décima semana se produjeron los tres primeros fallecimientos. Dos hombres (número 4 y número 7) y una mujer (número 3) para un total de 422 kilogramos de carne y grasa a repartir. Provisionados para los próximos 3 meses, los 5 miembros restantes hicieron embutidos, jamones, mojamas y hasta jabones y cepillos de baño con el pelo sobrante. La emisión del concurso se suspendió hasta primavera por la bajada del share y el aburrimiento de la convivencia pacífica.

La retransmisión se reanudó con la muerte de número 5. Una mujer que se despeñó mientras pintaba con heces el mural sagrado que el grupo había creado en el campamento. Sólo quedaban cuatro.

En la semana 38 número 6 y número 1 tendieron una emboscada a un cámara y se lo cepillaron con el hacha sagrada. La dirección del programa no informó de este dato, ocultando el cadáver hasta su completa consumición. Más tarde número 1 se suicidaría al comprobar que el cámara fallecido carecía del cuarto metatarsiano en el pie derecho. Afección muy extraña y común en su familia y ancestros y que ella misma padecía. Sólo quedaban tres.

Durante el último mes del concurso, en agosto de 2067, la mujer número 2 dio a luz a dos gemelos de número 6, concebido durante la orgía de pechos y genitales asados del segundo mes. El concurso se suspendió temporalmente por una denuncia de la Dirección general de protección del menor y la infancia; levantada cuando los gemelos fueron entregados a la organización. Número 2 y número 6 fueron expulsados de Kings Canyon y puestos a disposición judicial por contravenir la estricta normativa concursal, declarando ganador por la doble exclusión a número 8.

Su nombre fue desvelado esa misma noche. Se llamaba Alejandro Watson Pearce. No por casualidad pariente lejano de Alexandre Pearce y heredero de sus dotes sociales y culinarias.

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Enlaces y fuentes.

booksLa historia real de la fuga y comilona de Alexander Pearce la encontré en un blog joven e interesantísimo llamado Averline (merece un repaso). Investigando un poco llegué al fantástico libro del malogrado Juan Antonio Cebrián “PsicoKillers” donde cuenta, como sólo él sabía, las andanzas caníbales del ínclito Alexander. En 2008 se estrenó una película australiana “The Last Confession of Alexander Pearce ” sobre la historia y las últimas declaraciones de Alexander en la previa a su ejecución.

El resto de la historia es una diatriba crítica y utópica, que no imposible, sobre lo que nos puede deparar la televisión del futuro.

Si te resultó interesante ensta entrada no deberías perderte «La novia cadáver»

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9 comentarios

  1. Esther

     /  enero 23, 2009

    Kurioso… tú, ves dando ideas a la telebasura… 😛

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  2. quenyin

     /  enero 21, 2009

    Cuando he empezado a leer pensaba que te habías equivocado 2066 por 2006, luego leo y leo hasta el final.

    Cómo ya lo han dicho todo solo añadiría que haces relatos ¡Con fundamento! cómo decía cierto cocinero televisivo, a la hora de informarte.

    Gracias

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  3. No conocía la existencia de dicha historia… Me he quedado a cuadros ¡impactante!

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  4. pepis

     /  enero 20, 2009

    qué relato más interesante. además cada vez se va haciendo más atrativo

    La parte de la cercenacion de los pechos me ha resultado muy desagradable. ai madre, menudas infecciones y olor!!!

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  5. Buenísimo, sobre todo porque los productores son argentinos 🙂
    Che, yo cambiaría una sola palabra del post, donde dice «utópica» pondría «distópica».

    PD: que fue de los gemelos de 2 y 6?

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  6. Christian

     /  enero 19, 2009

    Buenísimo!!!, te felicito por la buena investigación que has hecho.

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  7. ¡¡¡ Me ha encantao!!!

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