El discurso que pudo haber sido


 

 

 

3 de octubre de 2017. 21 horas. España se encuentra inmersa en la mayor crisis política y social de toda su democracia tras el desafío independentista de una parte de su territorio. La tensión en las calles y en todos los estamentos políticos amenaza con fracturar definitivamente al país. Su majestad el Rey Felipe VI entra en escena y comparece ante todos los españoles para mediar y dar un mensaje conciliador como ya hiciera su padre el 23 de febrero de 1981.

Estas fueron las palabras que imaginaron un punto de inflexión en la carrera por sacar al país de la fractura social:

 

Buenas noches,

Estamos viviendo momentos muy graves para nuestra vida democrática. Y en estas circunstancias quiero dirigirme directamente a todos los españoles. Todos hemos sido testigos de los hechos que se han ido produciendo en Cataluña.

Desde hace ya tiempo, las autoridades de Cataluña y del Gobierno central, de una manera reiterada, consciente y deliberada, han venido enrocándose hacia la sinrazón en un proceso de diálogo estancado y sin progresos evidentes que no ha hecho sino fomentar la discordia entre algunas identidades nacionales de nuestro territorio.

Con sus decisiones y falta de acuerdo han fomentado y enfrentado más aún a ambas partes vulnerado de manera sistemática las normas de convivencia social y demostrando una ineficacia inadmisible para con los ciudadanos que representan.

Con su incapacidad de negociación e inmovilismo político han quebrantado los principios de compromiso de todo Estado de Derecho y han socavado la armonía y la convivencia en la propia sociedad catalana y de todo el estado español, llegando -desgraciadamente- a impulsar la misma división que intentan evitar con su ineficaz diálogo. Hoy la sociedad está más fracturada y enfrentada que hace unos días y no es culpa de los ciudadanos.

Ambos actores políticos han menospreciado los afectos y los sentimientos de solidaridad que han unido y unirán al conjunto de los españoles y con su conducta irresponsable incluso pueden poner en riesgo la estabilidad económica y social de Cataluña y de toda España.

Como mediador del Estado y ante esta situación de extrema gravedad que requiere el firme compromiso de todos con los intereses generales, exijo a los responsables de los legítimos poderes del gobierno central y autonómico catalán que miren por los intereses de todos, sin mentir, sin excluir a ningún colectivo y que avancen buscando la manera de trabajar por la integración de todos los ciudadanos e identidades nacionales en un marco de convivencia pacífica sin imposiciones, represiones ni quebrantos de ley. Que el diálogo y la política sirvan para ahondar en lo que nos une, en respetar las identidades, en construir y actualizar un marco legal que nos permita seguir compartiendo antiguas afinidades y las nuevas diferencias. Un nuevo proyecto común en el que quepamos y del que participemos democráticamente todos los implicados.

Hoy quiero, además, transmitir varios mensajes a todos los españoles, particularmente a los catalanes que no quieren serlo. Como todos sabemos, sin ese diálogo es ya imposible actualizar una convivencia democrática en paz y libertad, ni en Cataluña, ni en el resto de España. En la España democrática, saben bien que tienen un espacio de concordia y de encuentro con todos sus conciudadanos. Y que si no es con estos será con otros actores políticos que entiendan que su deber es siempre la negociación y el diálogo para lograr el entendimiento.

Sé muy bien que en Cataluña también hay mucha preocupación y gran inquietud con la conducta de las autoridades del gobierno central y de muchos españoles que viven con intranquilidad las decisiones de las autoridades catalanas. A quienes así lo sienten, les digo que no están solos, ni lo estarán; que tienen todo el apoyo y la solidaridad de muchos otros españoles y catalanes, y la garantía absoluta de nuestro Estado de Derecho en la defensa de su libertad y de sus derechos.

Y al conjunto de los españoles, que vivimos con desasosiego y tristeza estos acontecimientos, les transmito un mensaje de tranquilidad, de confianza y, también, de esperanza.

Son momentos difíciles, pero los superaremos. Son momentos muy complejos, pero con voluntad, debate y concesiones de ambas partes saldremos adelante. Porque nuestros principios democráticos son fuertes, son sólidos, son para todos.

Termino ya estas palabras, dirigidas a todo los ciudadanos, para subrayar una vez más el firme compromiso de la Corona con la democracia y el diálogo, mi entrega al entendimiento y la concordia entre todos, y mi compromiso como Rey para que todo lo dicho se cumpla.

¡Viva España!

¡Força Catalunya!


 

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6 comentarios

  1. Joan Montagut

     /  noviembre 3, 2019

    Vamos, que aparecen «unos» que dicen que las libertades y derechos que recoge la constitución quedan suspendidos para sus ciudadanos, que dicen que no acatarán lo que digan los tribunales y que tienen varios miles de hombres armados bajo sus órdenes y lo que se debe hacer es …. dialogar.

    Menos mal que impera el sentido común.

    ¿Qué pensaría ud. si hubiese sido Rajoy o Aznar quienes dijeran que los derechos y libertades de los españoles quedan suspendidos, que lo que digan los tribunales no cuenta y que tienen a la policía para cumplir eso que ellos entienden como mandato del pueblo?

    Pues eso.

    Doy una pista: cuando ud piense que lo que hace un político está bien, piense si también le patecería bien que lo hiciera el político de signo contrario al suyo. Si la respuesta es no, mal vamos

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  2. Eduardo

     /  octubre 5, 2017

    Comprendo su postura. La única solución constructiva debe proponerse por políticos, no jueces o policías. Sin embargo hay un principio fundamental que se debe respetar: no puede haber impunidad ante la ley, y menos ahora con lo que nos estamos jugando. El discurso del Rey fue el adecuado para este momento. El diálogo, después de unas elecciones. Sin Puigdemont y a ser posible sin Rajoy.

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  3. Alejandro Robles

     /  octubre 4, 2017

    Pues menos mal que no lo tenemos a usted de Rey.

    Su postura es la del pacto con los golpistas, la del dialogo, cuando los puentes los voló Artur Mas hace cinco años lanzando el proceso soberanista.

    En estos momentos, con un gobierno acomplejado y cobarde, que el jefe del estado mande un mensaje ambiguo repartiendo culpas ex aequo lo único que consigue es dar aire a Puigdemont y sus socios.

    Ahora el estado tiene que ganar la partida a los golpistas y una vez reestablecida la ley en Cataluña, hablaremos de lo que haya que hablar, pero sin chantajes, y desde luego con actores nuevos por ambos bandos.

    La mejor prueba de que el discurso fue impecable era oir los bramidos de Iglesias y Colau nada mas acabar

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  4. Me imagino a un austria increpando por el respeto de las nuevas identidades arias y el respeto al culto religioso del partido nacional-socialista. Seguro que el discurso original del rey pudo haberse mejorado, no sé: pero estas modificaciones ahondan en un chovinismo que no suponen ningún avance democrático. No aboga por un pacto social ni tampoco por un enfoque liberalista, fomenta el reconocimiento de tradiciones feudales como la «identidad» de unos ciudadanos a una tierra o el arraigo a su nacimiento.
    ¿Y se espera que, precisamente el rey, reconozca un tipo de cuna que contradice su mandato?
    Doblemente absurdo.

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  5. El cuervo

     /  octubre 4, 2017

    Pudo haber sido. Pero no lo ha sido. En lugar de ayudar, ha atiado el fuego. Ni una sola mención a las victimas de la represión policial. Es realmente petético e indignante.

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    • Alejandro Robles

       /  octubre 4, 2017

      En las democracias no hay represión policial, hay uso legítimo de la fuerza. Lo que hubo el domingo fueron algunos heridos leves y uno grave por una pelota de goma. Y después mucha mentira para agrandar las cifras y presentar hacia el extranjero una imagen de represión brutal, totalmente falsa.

      Dos días después ya sabemos que una mujer a la que le habian roto los dedos, al dia siguiente estaba curada milagrosamente, que uno de los heridos graves lo que sufrió fue un infarto, algo no achacable a la policía. Por no hablar de las fotos manipuladas, fotos de manifestaciones de hace años difundidas como si fueran del domingo, etc..

      De lo que si debería haber hablado y no habló el rey es de la traición de los mossos, que solo les faltó coger una papeleta y meterla ellos también en la urna.

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